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20/02/2020

Contadora uruguaya requerida en Panamá aparece en empresas que lavaron más de 77 millones de Odebrecht

Maya Cikurel Spiller, detenida este jueves, es acusada de facilitar el pago de millonarios sobornos al expresidente panameño Ricardo Martinelli. La indagatoria suiza y el vínculo con Betingo

Parte del pedido de captura nivel Rojo que Interpol liberó contra Maya Cikurel Spiller. 

La contadora Maya Cikurel Spiller, cuyo estudio contable funciona en la Plaza Zabala, fue detenida por la Policía a pedido de Interpol en la mañana de este jueves 20 cuando intentaba salir hacia Argentina junto a su pareja, el designado ministro de Educación, Pablo Da Silveira.

La jueza María Helena Mainard dispuso la detención domiciliaria por 60 días de la mujer mientras se procesa el juicio de extradición a Panamá, país donde se había decretado el pedido de captura en abril de 2019.

El motivo de la detención es la indagatoria judicial que se lleva a cabo en un tribunal panameño por los sobornos recibidos por su expresidente Ricardo Martinelli para facilitar contratos de obra pública a la empresa constructora brasileña Odebrecht.

Cikurel Spiller entra en escena debido a que la suya era la firma autorizada de varias empresas involucradas en el caso, entre ellas las que utilizó Martinelli, junto a dos de sus hijos Ricardo y Luis Enrique Martinelli Linares, para recibir el dinero sucio. Por lo tanto, se le imputa el delito de lavado de dinero.


Las transacciones



Desde el principio de la investigación judicial en Brasil, Uruguay apareció de manera reiterada en los testimonios y documentos que alimentaron la causa “Lava Jato”. Esa acumulación de evidencias llevó a los investigadores del Ministerio Público y Fiscal de Brasil a ubicar a Uruguay, y en especial a dos sociedades anónimas creadas en Montevideo, en el primer nivel: Sherkson International SA y Havinsur SA. Estas, a su vez, enviaron los fondos a cuentas suizas controladas por tres altos ejecutivos de Petrobras: Paulo Roberto Costa, Pedro Barusco y Renato de Souza Duque, hoy presos por corrupción y con acuerdos de colaboración judicial.

Las primeras transacciones se realizaron en mayo de 2007 cuando Sherkson recibió de Odebrecht tres depósitos por un monto total de 22,5 millones de dólares, que luego depositó en una cuenta suiza a nombre de Klienfeld Services Ltd, una empresa creada en Antigua y Barbuda.

En total, a través de la cuenta N° 1156876, del banco PKB Privatbank AG de Suiza, se realizaron transferencias por al menos 96 millones de dólares por orden de la constructora Odebrecht. La mencionada Klienfeld operó desde el Meinl Bank, un banco en Antigua y Barbuda que compró Odebrecht para toda su operativa de lavado de dinero y envío de coimas.

La otra empresa uruguaya que aparece en la primera “camada” del lavado de Odebrecht es Havinsur SA. Desde esa firma se realizó una transferencia por 565 mil dólares el 23 de marzo de 2010 a favor de la offshore panameña Millzart, cuyo beneficiario final era el directivo de Petrobras, Renato de Souza Duque.

Los documentos judiciales señalan que Havinsur utilizó para eso “la cuenta número 1154894, del banco PKB Privatbank AG, en Suiza”, mientras mantenía la “dirección en la calle Soriano 1140 bis, apartamento 102, de Montevideo”.

En ese pequeño escritorio montevideano funciona una verdadera fábrica de sociedades de papel, nombrada hasta el cansancio en innumerables investigaciones internacionales sobre blanqueo de capitales. Daniel Pérez Blanco es quien figura como el responsable del estudio, pero quien aparece como presidente de Havinsur desde 2 de agosto de 2007 es el uruguayo Gastón María Giovannone Martin.

Havinsur tenía “como beneficiaria económica a la constructora Norberto Odebrecht”, según la investigación del Ministerio Público de Brasil, pero había solo una firma autorizada para realizar los movimientos de dinero: la de la contadora uruguaya Maya Cikurel Spiller.

Esta mujer, nacida en diciembre de 1973, también funge como la encargada de manejar la cuenta de Arcadex Corp., una offshore con sede en la calle Marina Towers, Suite 30, Newton Barracs, en la guarida fiscal de Belice, que aparece en los dos primeros niveles del esquema de lavado de la constructora brasileña con transferencias por decenas de millones de dólares.



Arcadex Corp., mediante la operativa de Cikurel, usaba en algunas de sus transacciones la cuenta 1154856 del PKB PrivatBank AG de Suiza y en otras ocasiones utilizaba la cuenta AT191990001800655333 en el
Commerzbank Schweiz AG de Viena, en Austria.

Por ejemplo, en una de las transacciones realizadas a través de la cuenta de Arcadex Corp. en Suiza el 26 de marzo de 2010 se transfirieron 434.980,87 dólares a la cuenta de la empresa offshore Milzart Overseas, cuyo beneficiario final era, de nuevo, Renato Duque.

Tres días antes, el 23 de marzo, Duque había recibido 565 mil dólares en la misma cuenta de Milzart Overseas, pero esta vez el origen de los fondos fue la sociedad anónima uruguaya Havinsur, que al igual que Arcadex tenían a la uruguaya Maya Cikurel Spiller como la firma autorizada a realizar las transferencias.

En total, la Justicia brasileña determinó que a través de las cuentas de Arcadex Corp., manejadas por la contadora uruguaya, se triangularon 76.852.722,86 dólares sucios provenientes de Odebrecht.


Betingo y el expediente suizo


Andrés "Betingo" Sanguinetti y la Banca Privada d'Andorra. 

La contadora aparece también como indagada en el expediente judicial “S.V.15.0775-LEN” en Suiza, en el que se investiga a operadores financieros que trabajaban como intermediarios entre Odebrecht y los destinatarios finales de los sobornos en varios países de América Latina y África. En ese proceso, además de la uruguaya Cikurel Spiller, la Justicia indaga a los brasileños Hilberto Mascarenhas Alves da Silva y Luiz Eduardo Da Rocha Soares, dos ex directivos de la constructora Odebrecht.

Fue precisamente Da Rocha Soares quien reveló a la Justicia brasileña cómo pagó decenas de millones de dólares en sobornos a la familia Martinelli mediante cuentas bancarias en la Banca Privada d’Andorra (BPA), gracias a los buenos oficios de su representante en Montevideo, Andrés “Betingo” Sanguinetti.

“Indicábamos al BPA, en la persona de Andrés Sanguinetti, para la apertura de cuentas a nombre de testaferros. Entretanto, los reales beneficiarios eran personas políticamente expuestas. Uno de ellos era el hijo del expresidente de Panamá Ricardo Martinelli”, relató Da Rocha Soares en una de sus declaraciones ante la Justicia, a las que tuvo acceso Sudestada.

Allí reveló que las dos cuentas creadas en beneficio de Martinelli pertenecían a dos empresas llamadas Pachira y Mengil, y que se transfirieron a su nombre alrededor de 30 millones de dólares gracias a las gestiones de Sanguinetti en BPA.

Aliados de Sudestada