El Observatorio Luz Ibarburu manifestó gran preocupación porque el coronel retirado Gilberto Vázquez, con historial de fugas, vive en Rivera a tres cuadras del límite con Brasil
Desde el 10 de octubre el coronel retirado Gilberto Vázquez cumple prisión domiciliaria por una larga lista de crímenes de lesa humanidad -entre ellos la desaparición de la nieta del poeta Juan Gelman en el marco del Plan Cóndor- en un edificio céntrico de Rivera, ubicado a tan sólo tres cuadras de la avenida limítrofe con Brasil.
Cuando la Policía fue hasta el edificio donde vive Vázquez este miércoles 24 no lo encontró en su domicilio, según confirmó el jefe de Policía de Rivera, el comisario mayor retirado Ricardo Pereira quien explicó que en la capital riverense hay 20 personas con prisión domiciliaria que se controlan diariamente.
Estos presos no se pueden mover de su domicilio sin comunicarlo al juez, según un informe de Radio Uruguay.
Este coronel retirado que participó en los servicios de Inteligencia durante la dictadura y que ha reivindicado la tortura como método "útil" para extraer información de sus detenidos, fue encontrado y argumentó que se ausentó de su casa porque fue a la consulta con el odontólogo, según explicaron a Sudestada fuentes del caso.
Uno de los integrantes del
Observatorio Luz Ibarburu, Raúl Olivera, explicó a
Sudestada que le solicitaron al juzgado de ejecución de sentencia
“conocer las razones por las cuales se le otorgó a este hombre la prisión domiciliaria y las razones por las cuales se le habilitó estar detenido en Rivera”.
Para Olivera se hace necesario revisar la prisión domiciliaria para las personas acusadas y condenadas por delitos de lesa humanidad. "Cuando se aprobó la Ley de Humanización y Modernización del Sistema Carcelario -durante el primer gobierno de Tabaré Vázquez- se aprobó la prisión domiciliaria para los mayores de 70 años de edad y ya en ese momento generó bastante polémica porque muchos preveían que bajo esa excusa se iban a beneficiar a los violadores de los derechos humanos", dijo.
El problema, según Olivera, es que “es discutible el carácter de los delitos por los cuales están condenados", ya que tanto los jueces como la Suprema Corte de Justicia aun discuten si algunos delitos por los que fueron procesados los represores son, o no, de lesa humanidad "y eso termina con el dictamen de prisión domiciliaria que es claramente favorable a estos militares".
Olivera dijo a Sudestada que "es necesario plantearse cuál era la voluntad del legislador porque en aquel momento se interpretó que esa parte de la ley de humanización carcelaria no comprendiera este tipo de delitos y a los torturadores, en función de lo que dice la Convención sobre Desaparición Forzada de Personas que establece que estos delitos no son amnistiables".
El otro punto que planteó Olivera es que Vázquez está condenado por el caso Gelman por el que, a su vez, el Estado uruguayo fue condenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. A esto se suma que brindarle el beneficio de la prisión domiciliaria en la frontera constituye "un elemento muy tentador para la fuga y esto lo resalto porque con cada pedido de procesamiento para este tipo de casos nosotros pedimos, además, el cierre de fronteras y justamente la contradicción y lo más irritante es que a una persona como él con un historial de fugas se lo deje en prisión en su casa y tan cerca de la frontera".
Olivera dijo que el Observatorio Luz Ibarburu también enviará un pedido de acceso a la información pública al Ministerio del Interior "para que nos aclare y actualice cuál es la situación de cada uno de los procesados y condenados por delitos de lesa humanidad y de esta manera saber si realmente están presos, con libertad vigilada, salida transitoria o con tobilleras".
El 3 de julio de 2006 Vázquez ingresó a la emergencia del Hospital Militar porque tenía dolores fuertes de próstata y retención urinaria. El urólogo que lo atendió dispuso su internación inmediata. El oficial que lo acompañaba le pidió que esperara en el pasillo ya que iba a notificar su presencia ante el director del Hospital y cuando el custodia regresó Vázquez se había esfumado.
Tres días después de su fuga, Vázquez se comunicó con canal 12 dijo que estaba a pocos metros de la frontera con Brasil, que estaba armado y que se resistiría a su arresto si era encontrado por la Policía. Finalmente, vestido de modo descuidado y con peluca para pasar inadvertido, este veterano integrante de la Inteligencia militar fue detenido en Montevideo.
En aquel entonces el comandante en jefe del Ejército, Carlos Díaz, dijo que la fuga de un militar resulta “fácil de explicar” desde el punto de vista práctico, pero no se entiende si se tiene en cuenta el código de honor del Ejército. “No es un problema de custodia sino de palabra”, aseguró.
Cinco años después, en 2011, el Ministerio del Interior informó que encontró en su celda en la Cárcel Central una sierra y la cantidad suficiente de dulce de membrillo como para corroer los barrotes de su celda.