Cuando su negocio en el fútbol empezó a crecer, el ex vice de FIFA y de la AUF abrió una empresa fantasma con el estudio protector de corruptos más importante de Panamá
Primera página del pacto social que constituyó Brikford Overseas SA, en 1996.
Unos años antes de acaparar mansiones en Los Ángeles que hoy cuestan cinco millones de dólares –según la investigación de
Sudestada– y a poco de explotar su rentable negocio de piedras decorativas, el por entonces ascendente dirigente del fútbol, Eugenio Figueredo, eligió Panamá como paraíso fiscal. Allí activó una empresa de papel con amplísimas facultades para realizar todo tipo de negocios y firmó una cláusula que supuestamente lo exime de responsabilidad por los eventuales ilícitos que se pudieran cometer a través de la sociedad anónima.
El suspicaz resguardo que Figueredo procuró obtener en un país en el que las leyes fiscales son un hazmerreír desde los tiempos en que Panamá fue creada por los Estados Unidos (1903), probablemente no sea relevante para la investigación por la cual el uruguayo se encuentra detenido en Zurich. Es el propio Estados Unidos el que reclama su extradición para juzgarlo por diversos actos de corrupción, como soborno, enriquecimiento ilícito y lavado de activos.
Una vez que los investigadores norteamericanos se enteren de la existencia de esta empresa fantasma –si es que aún no lo saben– Figueredo deberá responder por ejemplo, cuáles fueron los motivos que lo llevaron a fundar una “off shore” de este tipo en el paraíso fiscal panameño. Y su inteligencia y fama de hábil declarante quedará a prueba…
Luego de haber sido presidente del humilde pero aguerrido Huracán Buceo Fútbol Club en la década del setenta, y ganarse la vida con un modesto negocio de compra venta de autos en el barrio montevideano de La Blanqueada, Figueredo consiguió ocupar el 23 de noviembre de 1993 la vicepresidencia de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), lugar desde el que fue forjando una fama de dirigente influyente en las encumbradas esferas del deporte sudamericano.
Gracias a su innegable habilidad como negociante fue que logró ser designado presidente el comité organizador de la Copa América 1995 que se disputó en Uruguay. Un penal clavado en el ángulo le dio a la selección uruguaya la decimocuarta consagración continental, y a Figueredo el impulso para promover su candidatura a la presidencia de la AUF.
En octubre de 1996 Uruguay lograba llegar al quinto puesto de eliminatoria para el Mundial de Francia 98, gracias a un bochornoso gol en contra de Bolivia, que Figueredo vio desde el palco oficial en medio de los abucheos generalizados. Ese uno a cero dejaba a la selección uruguaya en zona de repechaje para aspirar a una de las últimas plazas del máximo torneo de FIFA.
Una semana después, en una remota oficina en América Central, el escribano Diomedes Edgardo Cerrud Ayala se constituyó en el segundo piso del Edificio Arango-Orillac, de la calle 54 Este de la ciudad de Panamá, para protocolizar el pacto social mediante el cual se creó la firma Brikford Overseas SA. El ostentoso local es la sede del estudio de abogados
Mossack Fonseca & Co, de larga fama, y ante la presencia de tres testigos afines a la casa, los panameños Leticia Montoya, Amraj de Singh y Jasmin Taylor.
Y al mes siguiente, más precisamente el 15 de noviembre, se realizó una reunión de la Junta Directiva de Brikford Overseas SA para enmendar los artículos 3 y 13 de su pacto social. En la misma oficina, Montoya y De Singh volvieron a comparecer, pero esta vez el escribano fue Rafael Fernández Lara y hubo una nueva testigo, Catalina Greenlaw. La principal novedad de ese día fue el cambio de directores. Salieron los ocho que originalmente formaron la sociedad anónima y quedaron sólo tres: Eugenio Hermes Figueredo Aguerre (director y presidente), María del Carmen Figueredo (directora y tesorera) y Eugenio Pedro Figueredo Piñeyrúa (director y secretario).
María del Carmen Figueredo es la esposa del ex dirigente de fútbol y aparece como socia de su marido en la compra de propiedades por casi 5 millones de dólares en el estado de California, en los Estados Unidos. Según la investigación de Sudestada, la mujer también utiliza habitualmente su nombre de soltera (María del Carmen Burgos) y forma parte activa de los negocios de su marido en la compra y venta de inmuebles. Figueredo Piñeyrúa también es familiar del ex vicepresidente de la FIFA.
La suerte del modesto vendedor de autos usados comenzaba a cambiar, aunque para la celeste las cosas no iban nada bien. El 12 de noviembre la selección uruguaya caía derrotada una vez más, ahora ante el equipo chileno en Santiago por 1 a 0, y bajó al séptimo puesto de la tabla, sitio que sería el definitivo y dejaría a Uruguay fuera del mundial. Pero Figueredo tenía mejores cosas por las que preocuparse…
Una empresa sin responsables
